Desde que la necrópolis de Santa Coloma de Gramanet en Barcelona (España) instaló en 2008 placas fotovoltaicas -dispositivos encargados de captar la radiación solar para generar energía eléctrica-, convirtiéndose de esta manera en el primer “cementerio solar” del mundo, cada vez más camposantos apuestan por colocar paneles solares sobre los nichos.
La iniciativa de la empresa Live Energy de aprovechar el camposanto para instalar estos paneles recibió el visto bueno de la municipalidad local, y no tiene mayor impacto ambiental, salvo el paisajístico, aunque el sistema de placas fue diseñado para que estuviera en armonía con la arquitectura del recinto.
En declaraciones a la BBC, Live Energy aseguró que entre los principales beneficios de esta instalación es el ahorro de 65 toneladas de CO2 al año, que es el equivalente a 4600 árboles plantados o el consumo de unas 60 familias de un nivel medio.
El ejemplo del municipio de Santa Coloma de Gramanet se ha visto replicado en otras partes de España y Europa, donde el mercado de energías limpias es altamente competitivo. Así, financiado con fondos de la Unión Europea, el Parque Cementerio de Málaga aprobó la instalación de placas solares -con una vida útil de 25 años- sobre las cubiertas de 38 de 212 bloques de nichos del cementerio San Gabriel. Esta instalación, con una potencia de 572.858 KW, pretende conseguir un ahorro energético de unos 90 mil euros anuales.
El aprovechamiento de grandes espacios, como son los camposantos, que cada vez innovan más por ofrecer instalaciones modernas y ecoamigables, es vital para el desarrollo sostenible de nuestras comunidades, en este caso, ofreciendo energías limpias que pueden beneficiar a cientos de personas.
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